jueves, 28 de julio de 2011

Que los chicos no mientan

Publicado por Rocío Guillén en 21:13
Cuando nuestros hijos muestran este tipo de conductas rebeldes o desobedientes es necesario identificar y tratar las causas que generan estas actitudes. Aquí, algunas estrategias para abordar el problema.

Algunas recomendaciones para tener en cuenta:
* Es fundamental mantener la calma, no dramatizar y acercarse al niño para dialogar, sin hacer foco en la mentira, sino en la conducta que adoptó el niño al decirla.
* Explorá con él las consecuencias de mentir o robar y el impacto en los otros.
* Ayudá al niño a enmendar, pedir disculpas y reparar las consecuencias de la mentira o el robo, siempre que sea posible. Acompañalo pero no lo reemplaces ni lo hagas por él.
* Evitá rotularlo o etiquetarlo como “mentiroso” o ladrón.
* Nunca lo amenaces con que por sus “mentiras” o “robos” lo dejarán de querer o que no lo merece.
* Elogiá a tus hijos por ser honestos. Cuando pueden contar lo sucedido, valorá este coraje, no lo retes porque no lo tuvo antes, lo tiene ahora y es la oportunidad para fortalecerlo en esa conducta.

* Hablá y jugá con tus hijos, escuchá sus comentarios, mantenete alerta ante distorsiones en su comportamiento, fantasías y pensamientos para modelar su capacidad de discernir, distinguir y valorar por sí mismos.
* Hablá con tus hijos sobre la importancia de decir la verdad, asumir responsabilidades y comprender que es un gran valor el ser capaz de asumir las consecuencias de sus acciones.
* Enseñales que la confianza es una actitud básica, porque regula la totalidad de las interacciones. Es el termómetro de la importancia y vinculación que mantenemos con otras personas: cuando mentimos o robamos nos convertimos en indignos de confianza y la otra persona puede retirarnos el crédito que puso en nosotros. Recuperarlo implica un largo y arduo camino.
* Transformate en su principal ejemplo. Cultivá la coherencia y la consistencia con sus propias acciones y elecciones.
* Cuando tengas que sancionar, no utilice castigos físicos, aplicá sanciones dimensionadas en función de la situación y buscá que el niño pueda comprender y aprender la razón por la que fue reprendido.
* Intentá calibrar ajustadamente la situación, para no exagerar ni desestimar actitudes.
* Si te sientís abrumada o desbordada, no bajes los brazos, buscá ayuda profesional, muchas veces una consulta puede orientar y despejar tus dudas para seguir adelante.

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